Alan Velasco, el fichaje millonario de Boca Juniors, finalmente encontró la red y desató una catarata de emociones. Tras meses de críticas y presión, el joven delantero convirtió su primer gol con la camiseta azul y oro en la victoria 3-0 contra Independiente Rivadavia en Mendoza. El gol no solo significó el cierre del partido, sino también el fin de una sequía personal y colectiva.
Un gol para liberar tensiones
El tanto de Velasco llegó en el minuto 89, tras una asistencia de Milton Giménez. El remate, ajustado al primer palo, superó la resistencia del arquero Centurión y desató la euforia en el campo de juego. La celebración fue un torrente de emociones: lágrimas, abrazos y un desahogo palpable. Velasco, visiblemente conmovido, se llevó las manos al rostro y agradeció al cielo, liberando la tensión acumulada durante meses.
El peso de las expectativas
La llegada de Velasco a Boca generó grandes expectativas. Su pase, valuado en más de 10 millones de dólares, lo ubicó entre las incorporaciones más costosas de la historia del club. Sin embargo, su adaptación al fútbol argentino no fue fácil. El penal errado ante Alianza Lima en la Copa Libertadores se convirtió en una pesada carga, y su rendimiento fue objeto de críticas constantes.
- El gol marca un punto de inflexión en su carrera en Boca.
- Velasco busca ahora consolidarse y justificar la inversión realizada por el club.
- El apoyo de sus compañeros y del cuerpo técnico será fundamental para su crecimiento.
¿Un nuevo comienzo?
El gol ante Independiente Rivadavia podría ser el inicio de una nueva etapa para Alan Velasco en Boca Juniors. Con la confianza renovada y el respaldo de la afición, el joven delantero tiene la oportunidad de demostrar su talento y convertirse en una pieza clave del equipo. La tarea no será fácil, pero el desahogo en Mendoza es un primer paso importante hacia la redención.