Bolsonaro Tras las Rejas: Condena Histórica por Intento de Golpe
En un fallo sin precedentes en la historia de Brasil, el Supremo Tribunal Federal (STF) condenó al ex-presidente Jair Bolsonaro a 27 años y 3 meses de prisión por su participación en un intento de golpe de Estado y otros delitos relacionados. La decisión, tomada el jueves, marca un hito en la justicia brasileña y ha generado repercusión a nivel mundial.
La Primera Turma del STF dictaminó que Bolsonaro deberá cumplir 24 años y 9 meses en régimen cerrado, mientras que el resto de la pena será en detención. Además de la pena de prisión, Bolsonaro fue condenado a pagar 124 días de multa, equivalentes a dos salarios mínimos por día, un monto que fue incrementado considerando su alto poder adquisitivo.
La condena se basa en la acusación de que Bolsonaro lideró una trama para permanecer en el poder tras su derrota en las elecciones presidenciales. El relator del caso, el ministro Alexandre de Moraes, argumentó que Bolsonaro agravó su situación al liderar una organización criminal y que, si bien su avanzada edad se considera un atenuante, la gravedad de los delitos cometidos justifica la dura sentencia.
Además de Bolsonaro, otros siete acusados también fueron condenados por los mismos delitos, con penas que oscilan entre los 2 y los 26 años de prisión. Entre ellos se encuentra Alexandre Ramagem, quien también fue destituido de su cargo como diputado federal.
Este fallo consolida uno de los juicios más importantes en la historia del STF y sienta un precedente significativo para la democracia brasileña. Bolsonaro, quien ya se encontraba inelegible y bajo arresto domiciliario por orden de Moraes, se convierte en el primer presidente de Brasil en ser condenado por un golpe de Estado.
Los delitos por los que fue condenado incluyen:
- Organización criminal armada
- Intento de golpe de Estado
- Otros delitos relacionados con la subversión del orden democrático.
La decisión del STF ha sido celebrada por sectores de la sociedad brasileña que defienden el Estado de Derecho y la democracia, mientras que ha sido duramente criticada por los seguidores de Bolsonaro, quienes la consideran una persecución política.