Un nuevo plan de convertibilidad estaría en la mira del gobierno de Javier Milei, según declaraciones del economista Antonio Aracre. El anuncio, que podría llegar tras la reunión con Donald Trump en Estados Unidos, revive fantasmas y esperanzas de la década de los 90. Pero, ¿qué implica realmente esta medida y cuáles son sus posibles consecuencias?
¿Un puente hacia el futuro o un salto al vacío?
Aracre, en declaraciones a C5N, vinculó este plan al reciente salvataje financiero estadounidense, que incluye un swap de 20.000 millones de dólares. La idea central sería, según el economista, construir un "puente" de cinco años, hasta que los ingresos provenientes de la exportación de recursos naturales (litio, gas, petróleo) solucionen la crónica escasez de divisas en Argentina.
Las claves del posible plan:
- Swap como garantía: Utilizar el swap de 20.000 millones de dólares para garantizar el pago de la deuda durante los próximos dos años, liberando reservas.
- Intervención de EE.UU.: El propio Secretario del Tesoro norteamericano, Scott Bessent, habría anunciado la intervención de Estados Unidos en el mercado cambiario para mantener el tipo de cambio dentro de las bandas definidas por el ministro Luis Caputo.
¿Es viable una nueva convertibilidad?
La propuesta de una nueva convertibilidad genera un debate intenso. Sus defensores argumentan que podría traer estabilidad y previsibilidad a la economía. Sin embargo, los críticos señalan los riesgos inherentes a un esquema que ata la moneda local al dólar, limitando la flexibilidad para enfrentar shocks externos y pudiendo generar una apreciación artificial del peso, perjudicando la competitividad de las exportaciones.
Además, la dependencia de la intervención estadounidense en el mercado cambiario plantea interrogantes sobre la sostenibilidad a largo plazo del plan y la soberanía económica del país. ¿Está Argentina dispuesta a ceder el control de su política monetaria a Washington a cambio de estabilidad cambiaria?
El anuncio de un nuevo plan de convertibilidad, si se concreta, marcará un punto de inflexión en la política económica argentina y abrirá un nuevo capítulo en la larga historia de debates sobre el modelo económico del país.