Palmeira Andante: ¿Mito o Realidad? La Verdad Detrás de la Leyenda

Palmeira Andante: ¿Mito o Realidad? La Verdad Detrás de la Leyenda

La palmeira andante (Socratea exorrhiza), también conocida como paxiúba, ha cautivado la imaginación de turistas y científicos por décadas. ¿Una palmera que camina? La idea, popularizada en los años 80, sugiere que esta especie se mueve lentamente por la selva en busca de luz, gracias a un intrincado sistema de raíces.

El Origen del Mito de la Palmeira Andante

Según la bióloga y botánica Carolina Ferreira, la creencia popular surgió cuando antropólogos documentaron en Perú la idea de que la palmera se movía en busca de mejores condiciones de iluminación. La explicación era que nuevas raíces crecían hacia lugares más favorables, mientras que las antiguas se levantaban y morían, dando la impresión de desplazamiento.

Raíces que Engañan: ¿Patas o Soportes?

Las raíces de la palmeira andante, conocidas como raíces-estilt, pueden alcanzar hasta dos metros de longitud y se extienden desde el tronco hasta el suelo, formando un cono abierto. Esta peculiar estructura es la que alimenta la ilusión de que la planta posee “piernas”.

La Ciencia Desmiente el Mito

Sin embargo, estudios recientes han refutado la teoría del movimiento. Los expertos ahora creen que estas raíces estilt no impulsan el desplazamiento, sino que cumplen una función crucial para la supervivencia de la palmera en su hábitat.

“Hoy sabemos que esas raíces escora no hacen que la planta se mueva. En realidad, sirven para dar estabilidad en suelos inundados y permiten que el árbol aumente su altura sin invertir en un tronco grueso. Así, alcanza más luz en el dosel de la selva”, explica Ferreira.

Estabilidad y Altura: La Verdadera Función de las Raíces

En resumen, las raíces estilt proporcionan estabilidad a la palmeira en terrenos pantanosos y le permiten crecer en altura para competir por la luz solar en la densa selva amazónica. La idea de que la palmeira andante realmente camina es, por lo tanto, un mito fascinante pero científicamente infundado.

Así que, la próxima vez que te encuentres con una palmeira andante, recuerda que sus “piernas” no la llevan a ningún lado, sino que la mantienen firme y alta en su hogar selvático.