El controvertido sistema de peajes por congestión en la ciudad de Nueva York ha cumplido seis meses, generando un intenso debate sobre sus beneficios y perjuicios. La gobernadora Kathy Hochul defiende el programa como un éxito rotundo, destacando la reducción del tráfico, el aumento de la velocidad de los autobuses y el incremento en el uso del transporte público.
¿Un alivio para el tráfico o un golpe al bolsillo?
Según datos oficiales, el programa ha logrado disminuir entre un 8% y un 13% la cantidad de vehículos que ingresan a la zona de congestión, que abarca Manhattan desde la calle 60 hacia el sur. Además, se reporta un aumento en la velocidad promedio de los autobuses en la zona. La gobernadora Hochul insiste en que los peajes ayudan a "las empresas a realizar entregas y ahorrar costos".
Sin embargo, las críticas no se han hecho esperar. Muchos neoyorquinos, especialmente aquellos de clase media y trabajadora, se quejan de que los peajes representan una carga financiera adicional significativa, especialmente para aquellos que necesitan conducir para ir al trabajo. Críticos argumentan que los impuestos ya financian las carreteras y que este nuevo sistema es simplemente un "robo a mano armada", como algunos lo han calificado.
Impacto en las empresas y los consumidores
Algunos distribuidores de alimentos enfrentan costos adicionales de seis cifras, mientras que empresas como FreshDirect están agregando tarifas adicionales para los clientes en la zona de congestión. Pequeños restaurantes también se ven afectados por el aumento de los costos. Esto plantea interrogantes sobre si los beneficios del programa realmente se traducen en ahorros para las empresas o si simplemente se transfieren a los consumidores.
Más allá de Manhattan, un informe de la Regional Plan Association (RPA) encontró que los retrasos en el tráfico fuera de la isla son un 9% más bajos de lo esperado sin los peajes por congestión. La RPA también observó una disminución del 10% en los retrasos en el Bronx y del 14% en 12 municipios del condado de Bergen, Nueva Jersey.
La implementación del programa ha estado acompañada de controversia legal, con el Departamento de Transporte de EE. UU. intentando detenerlo. Sin embargo, el estado y la Autoridad Metropolitana de Transporte (MTA) se mantienen firmes en su compromiso con el plan.
El futuro del programa de peajes por congestión en Nueva York sigue siendo incierto, pero una cosa es clara: el debate sobre sus beneficios y perjuicios continuará en los próximos meses y años.