La cumbre entre la Unión Europea (UE) y China ha comenzado en Beijing en un contexto marcado por tensiones comerciales y expectativas moderadas. Los líderes discutirán una amplia gama de temas, desde conflictos comerciales hasta la guerra en Ucrania.
Un Clima de Incertidumbre
Las expectativas para esta cumbre se han visto atenuadas por la incertidumbre en torno al comercio global, la política y la asistencia del presidente chino, Xi Jinping. Inicialmente, se informó que Xi había rechazado una visita a Bruselas, la sede original de la cumbre. Sin embargo, China confirmó esta semana que Xi se reuniría con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente del Consejo Europeo, Antonio Costa, en Beijing.
De la Esperanza a la Frustración
A principios de año, existía cierto optimismo en torno a las relaciones entre la UE y China, con la esperanza de que una posible presidencia de Donald Trump en Estados Unidos acercara a las dos potencias económicas. No obstante, meses después, los lazos entre la UE y China son más tensos que antes.
Funcionarios de la UE habían declarado estar preparados para conversaciones francas, mientras que funcionarios chinos lo habían presentado como una oportunidad para una mayor colaboración. Un portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino afirmó que la relación bilateral se encontraba en una "coyuntura crítica para construir sobre los logros pasados y abrir un nuevo capítulo".
Poca Confianza en Resultados Concretos
A pesar de estas declaraciones, existe poco optimismo en Bruselas de que la cumbre produzca resultados significativos. Los 27 estados miembros de la UE enfrentan presiones similares a las de China, incluyendo los aranceles impuestos a sus exportaciones a Estados Unidos. Ursula von der Leyen había descrito la relación de la UE con Beijing como "una de las más definitorias y trascendentales para el resto de este siglo" y había destacado la necesidad de avanzar en temas estancados.