Homo Argentum, la película de Mariano Cohn y Gastón Duprat, presenta un formato inusual: dieciséis cortometrajes protagonizados por Guillermo Francella. Cada segmento lo muestra en un papel diferente, explorando diversas facetas de la sociedad argentina. La propuesta, aunque ambiciosa, enfrenta el desafío inherente a las antologías cinematográficas: la disparidad en la calidad de los relatos.
Un Desafío Estructural
Las películas compuestas por historias independientes a menudo sufren de desigualdades. Homo Argentum intenta superar esta dificultad, pero no siempre lo logra. Algunos cortometrajes brillan por su ingenio y la actuación de Francella, mientras que otros resultan menos memorables. La estructura episódica puede diluir el impacto general de la obra, convirtiéndose en una suerte de competición entre los distintos segmentos.
Un Corto Destacado
El primero de los dieciséis cortos resume el potencial y las limitaciones de la película. Presenta un dilema moral en una fiesta de clase media alta, donde el personaje de Francella debe tomar una decisión crucial en segundos. Este segmento ofrece material para un debate profundo, pero la estructura de la película impide una exploración más exhaustiva.
En definitiva, Homo Argentum es una propuesta interesante que, aunque no siempre exitosa, ofrece una mirada caleidoscópica a la realidad argentina a través del talento de Guillermo Francella.