La nueva película española de Netflix, "Un fantasma en la batalla", ha generado un intenso debate desde su estreno el pasado 17 de octubre. Dirigida por Agustín Díaz Yanes, la cinta se sumerge en el turbulento mundo de la lucha antiterrorista en España, específicamente en la infiltración de una joven guardia civil en la organización ETA.
Una trama de infiltración y dilemas morales
La película sigue los pasos de Amaia, una guardia civil que arriesga todo para infiltrarse en ETA con el objetivo de desmantelar sus escondites en el sur de Francia. Inspirada en hechos reales, "Un fantasma en la batalla" explora los límites del sacrificio y la pérdida de identidad en un contexto de extrema violencia.
Reacciones divididas: ¿Simplificación política o guion sólido?
El estreno de la película en el Festival de San Sebastián desató una ola de opiniones encontradas. Mientras algunos críticos la tildaron de "políticamente simplista, idealizada y romantizada", otros elogiaron la solidez de su guion y la potencia de su dirección. Esta divergencia de opiniones ha alimentado aún más la polémica en torno a la cinta.
Agustín Díaz Yanes, conocido por su trabajo en el thriller político, regresa con una propuesta sobria y tensa que indaga en el costo íntimo de la violencia. La película, protagonizada por Susana Abaitua, convierte la infiltración en una alegoría sobre la pérdida de identidad. La fotografía fría y el predominio de interiores cerrados refuerzan el encierro emocional de los personajes, creando una atmósfera de constante sospecha.
A diferencia de otros thrillers, "Un fantasma en la batalla" rehúye el ritmo vertiginoso y se centra en la densidad psicológica. La tensión no proviene del peligro inmediato, sino de la conciencia del riesgo constante. Cada gesto, cada encuentro, cada mirada pueden delatar la verdadera identidad de Amaia.
En última instancia, la recepción final de "Un fantasma en la batalla" dependerá del público, que tendrá la última palabra sobre esta controvertida producción española.